Hay
fronteras que no se aprecian a penas, y las hay que te retienen un par de horas
o tres haciéndote perder tu preciado tiempo. Hay fronteras terrestres y otras
marinas. Y algunas que pueden cruzarse caminando, mientras que otras requieren
llegar en vehículo. Hay fronteras representadas con un lindo puente, otras son
una simple cabina militar y otras un imponente puerto de montaña. Hay fronteras
que para algunas personas no suponen ningún tipo de esfuerzo y para otras
supone a veces la vida. Hay fronteras en medio de la nada, con largas filas de
personas esperando las 7 de la mañana para que abran. Hay fronteras que
muestran un cambio brusco de realidad cuando las cruzas. ¡Qué curioso cuando
son sólo unos metros de distancia! Hay fronteras tan hermosas que incluso
cruzarlas provoca placer. Sin embargo, las fronteras representan divisiones,
leyes, diferencias e injusticias. Las fronteras son cortes artificiales en la
Pachamama, que un día se creó unida. ¡Cuánto dolor debe pasar en cada uno de
los navajazos que le aplicamos los seres humanos! ¡Cuánta injusticia brota de
tanto desgarro! ¿Cuándo aprenderemos que las divisiones terrestres sólo llevan
a divisiones humanas y estas, a su vez, al miedo, odio y dolor? Qué egocéntricos
al dividir la tierra a nuestro antojo y qué irresponsables al seguir provocando
nuestro propio sufrimiento…
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