viernes, 30 de diciembre de 2016

¿A qué huele la inspiración?

Con las dos manos la rodeas,
juegas primero, malabareas.
Admiras su forma, circular, compacta.
La pasas de una mano a otra,
hincas un poco la uña
y se empieza a desprender el olor.

Huele, huele, la inspiración huele.
Se te cuela ese aroma y te llena los pulmones.
Respiras, te relaja…
Cuando estás preparada hincas un poco más la uña
la empiezas a pelar.
Al principio cuesta quitar la piel
pero una vez que empieza se hace muuuuy fácil.

Finalmente, sin darte cuenta se ha desprendido
toda la piel, y ahí está,
la inspiración,
desnuda en todo su esplendor.
Está lista para comerse, saborearse,
sacar todo el jugo posible…

La inspiración necesita ese tiempo primero
pero después es deliciosa.
Es un manjar de la vida,
es vitalidad misma.
Es crecimiento y paladar
gusto y sapiencia.
Es frescura en la boca,
es zumo, es sabor.

Y es ahí cuando empieza a coger forma,
cuando la muerdes y la comprendes,
cuando la puedes describir y hacer explícita.
Cuando la masticas, la tragas,
la haces tuya.
Está en ti, dentro de ti, te acompaña.
Puedes moldearla y retocarla.

Te ha aportado energía y te sirve
para seguir buscándola y encontrándola.
Y ya nunca la olvidas, porque es imposible olvidar el sabor, el aroma de la inspiración.


Por eso, la inspiración huele a mandarina.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Olores

Olores, olores,
Ojalá pudiera regalarte los olores.
Meterlos en un sobre y mandarlos allá,
Donde se acaba la tierra
Donde empieza la mar.

Naranjas
Así comienza el día.
Una brisa suave y naranjas.
Huele a fresco, a humedad.
Le sigue el olor a tierra, albero le dicen aquí,
Al mediodía.
Huele a frutas en las calles,
A tapas al pasar por los bares.
Huele a hierbas, hierbabuena y hierbamala,
Por todas las esquinas y parques.
Árboles, flores, frutos…
Jazmín blanco que empapa las calles.
Ámbar en mi piel.
Azahar que está esperando la primavera para mostrarse en todo su esplendor.
Huele a caballos, a cacas de caballo también.
A romero de gitanas,
a cerveza y café por las mañanas.
El río huele también.

Por la noche huele de nuevo a fresco,
A humedad y a flores,
que no dejan de oler sea la estación que sea.
Huelo casi hasta la luna.

Imagino, ahora no huele, el olor de tu piel.
El olor de tus manos al contacto con las mías paseando por esta ciudad de olores,
Esta ciudad donde el olfato es el instinto principal, el sentido que marca el rumbo,
El cerrar los ojos y dejarse llevar…

Ojalá pudiera regalarte los olores.
Ojalá ese pétalo conserve aún su olor cuando te llegue.

Si no huele te dejo imaginarlo.