Olores,
olores,
Ojalá
pudiera regalarte los olores.
Meterlos en
un sobre y mandarlos allá,
Donde se
acaba la tierra
Donde
empieza la mar.
Naranjas
Así comienza
el día.
Una brisa
suave y naranjas.
Huele a
fresco, a humedad.
Le sigue el
olor a tierra, albero le dicen aquí,
Al mediodía.
Huele a
frutas en las calles,
A tapas al
pasar por los bares.
Huele a
hierbas, hierbabuena y hierbamala,
Por todas
las esquinas y parques.
Árboles,
flores, frutos…
Jazmín
blanco que empapa las calles.
Ámbar en mi
piel.
Azahar que
está esperando la primavera para mostrarse en todo su esplendor.
Huele a
caballos, a cacas de caballo también.
A romero de
gitanas,
a cerveza y café
por las mañanas.
El río huele
también.
Por la noche
huele de nuevo a fresco,
A humedad y
a flores,
que no dejan
de oler sea la estación que sea.
Huelo casi
hasta la luna.
Imagino,
ahora no huele, el olor de tu piel.
El olor de
tus manos al contacto con las mías paseando por esta ciudad de olores,
Esta ciudad
donde el olfato es el instinto principal, el sentido que marca el rumbo,
El cerrar
los ojos y dejarse llevar…
Ojalá
pudiera regalarte los olores.
Ojalá ese
pétalo conserve aún su olor cuando te llegue.
Si no huele
te dejo imaginarlo.
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