Poesía es sentir la brisa fresca en la cara, incluso cuando hace frío, incluso si llueve y moja. Cerrar la puerta de casa y encontrarte frente al mundo. Un mundo lleno de magia que poco a poco irás descubriendo.
Poesía, por tanto, también es magia. Es la magia que produce en el pecho; una carcajada sin control, una mirada furtiva, una sonrisa sincera. La magia no es cosa de magos, se trata de amor; amor que de alguna manera puede convertir la fantasía en realidad y puede conseguir hechos que ni el mejor de los dichos hubiera soñado.
Soñar sí que es poesía, es la poesía más sincera, más auténtica y real. Porque aunque los sueños pertenezcan a otro mundo, son el motivo de cada uno de tus actos. Soñar con poesía o hacer poesía en sueños no es más que la manera natural de expresarnos. Incluso si no hay palabras para describir un sueño, incluso cuando parece tan improbable que el surrealismo se hace dueño.
Poesía es la vida, con cada una de sus ramas, cada una de sus hojas, tallos, brotes y almas. Naturaleza como fuente de vida, vida eterna para que nunca muera la poesía.
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