martes, 18 de noviembre de 2014

Noviembre I

Pavoroso mundo lleno de desdichas. Todas las ilusiones rotas, los sueños desalmados, las lágrimas sin consuelo; se desvanecen como ceniza en el viento. Por el redoble que sondea en la incertidumbre, los pasos de vigilia en la desconfianza, por todas las noches de insomnio que ahora carecen de sentido y se van por el desagüe de los pensamientos... Aúno fuerza para llamar a la puerta de mi consciencia, ya que el subconsciente es algo que hace tiempo dejé de lado. Nada ahora parece ser igual. ¿Seré yo? ¿O serán una serie de circunstancias que transcurren a mi alrededor mientras los días siguen su aparente curso corriente en la vida? Quizá encuentre la respuesta algún día o quizá simplemente hay preguntas que no tienen respuesta.
En cualquier caso la suave brisa que inunda mis ojos de lágrimas cada mañana seguirá dándome los buenos días. Y quizá alguna otra dulce sorpresa me sirva también de aliento mañanero. El rocío no se acabará, hasta que terminemos de destrozar nuestro hábitat. Pero para entonces se habrá consolidado de tal manera que serán las propias hojas las que segreguen su rocío.

Así, concluyo, declaro el alma y las sonrisas arma esencial ante las adversidades.

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